TIEMPO DE PESTE
LA PESTE
La acentuada inestabilidad social y económica que fue consecuencia de
los episodios bélicos relacionados con la reincorporación del reino de
Mallorca a la Corona de Aragón (1343-1349), fue seguida por el latigazo
de la gran epidemia de peste negra de 1348, que afectó a casi toda
Europa occidental. La disminución de la recaudación del morabatí
-tributo que pagaban la mayoría de familias- puede resultar indicativo
de los efectos de la peste: en 1350, la recaudación de Ciutat había
menguado -respecto de 1343- en un 4,4% y la de la Part Forana en un
23,5%. Pero esa sólo fue la primera embestida pestífera. Durante toda la
segunda mitad del siglo la población de Mallorca vio reducir sus
efectivos como consecuencia de diferentes pestes y de otras enfermedades
contagiosas, que la documentación suele denominar genéricamente como
morbo; especialmente virulentas resultaron las epidemias de 1362 y de
1375. El miedo y la presencia de estas enfermedades pasaron a formar
parte de la experiencia vital de la población mallorquina de la época.
En la memoria colectiva, la gran peste de 1348 pasó a ser sólo "la
primera mortalitat", una de las tantas epidemias que diezmaron la
población mallorquina en la Edad Media. Por otra parte, la mengua de la
población también se vio favorecida por las frecuentes carestías
alimenticias y, en general, por la crisis económica por la cual
atravesaba el Reino de Mallorca. De hecho, las fuentes institucionales
coinciden en señalar la reducción de los efectivos demográficos a fines
del siglo XIV: en 1382, las autoridades mallorquinas afirmaban que el
día "el dia d'avui [Mallorcha] no és així copiosa de poble com solia", y
en 1392 que "la ciutat e Regne sien al present molt buides de gent!".
Esta tendencia se agravó todavía más como consecuencia de la Revolta
Forana de 1450, y de la represión que la siguió.
La disminución del morabatín recaudado con posterioridad a ese
movimiento social constituye una muestra palpable de la mengua de
población motivada, directamente o indirectamente, por las contiendas
bélicas, pero también resulta indicativa del aumento del número de
familias pobres, que no tenían suficiente riqueza para contribuir al
tributo. A pesar de lo anterior, en la segunda mitad del siglo XV la
población mallorquina inició rápidamente su recuperación, que se
interrumpió -aunque sólo temporalmente- como consecuencia de la peste de
1493-1494. Los efectos de la epidemia, aunque significativos, no
impidieron la reanudación del crecimiento, que situó la demografía
isleña en niveles próximos a los alcanzados en la primera mitad del
siglo XIV. Pero esa dinámica ascendente volvió a interrumpirse de manera
inesperada. En esta ocasión, a consecuencia de la Germanía.